¡Borinquen! Nombre al pensamiento grato como el recuerdo de un amor profundo; bello jardín de América el ornato, siendo el jardín América del mundo.
-Canto a Puerto Rico, José Gautier Benítez
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Hoy, todos los que amamos este bello Jardín de América, y del mundo- nos duelen las entrañas y el corazón se nos aprieta de rabia y de dolor. Este es un pueblo noble y pacífico, que ama profundamente a su isla.
El domingo, continuando con un patrón de desprecio y desinformación que Donald Trump ha mantenido durante años contra los ocho millones de ciudadanos americanos que somos puertorriqueños, el comediante Tony Hinchcliffe nos insultó durante un evento del Partido Republicano al referirse a Puerto Rico como “una isla de basura en el océano”. ¿Eso es lo que piensan Trump y el Partido Republicano sobre los puertorriqueños? La política no es un chiste y esconderse detrás de un comediante es de cobardes.
Trump mantiene por años un discurso de desprecio y desinformación contra la isla que revela una obsesión y desdén hacia un pueblo que no tiene el poder del voto para defenderse, ya que los tres millones de ciudadanos americanos que vivimos en Puerto Rico no podemos votar en las elecciones presidenciales. Sin embargo, sí pueden votar los otros cinco millones que viven en Estados Unidos, a los que también tildaron de basura. No nos olvidemos del papel toalla que nos tiró mientras sufríamos sin electricidad por meses y no olvidemos que los fondos no llegaron porque Trump -a través de Departamento de Vivienda federal- los mandó a parar por considerar a los puertorriqueños “vagos que vivimos mendigando”.
Es de cobardes insultar al que no se puede defender. En el evento del domingo no solo insultaron a los boricuas. También insultaron a los latinos, a los negros y a las mujeres. Una turba enardecida gritó prostituta a la candidata presidencial del Partido Demócrata. Además, escupieron frente a un grupo de sus seguidores. Muchos eran latinos, que aplaudían, sin entender las consecuencias. Un día les va a tocar a ustedes.
El mundo entero ha quedado aturdido ante tal despliegue repugnante de odio que trae recuerdos de los discursos del nazismo y fascismo que pretendían eliminar las minorías de todos los que no somos iguales.
¿Esta es la gran América que queremos? ¿”Let’s make América great again” y olvidemos lo que nos enseñaron los padres de la Constitución, el derecho al libre pensamiento y a la libre expresión? ¿Olvidemos que todos tenemos los mismos derechos, garantizados por leyes que defienden la libertad de culto, libertad de expresión, libertad de prensa y de afiliación? “Let’s make America great again” ¿Qué significa? No nos olvidemos de los irlandeses, ingleses, franceses, españoles, alemanes, escoceses y otros que llegaron a América y fundaron esta nación. Fueron todos inmigrantes. Pero Trump criminaliza a todo inmigrante como delincuente. Hasta llegó a decir que un inmigrante que mate a una persona será condenado a pena de muerte, sin derecho a juicio, ni presunción de inocencia.
A una semana de las elecciones, las conductas erráticas y narcisistas de Trump ponen de manifiesto una falta de equilibrio y capacidad para construir acuerdos y soluciones a los serios problemas que enfrenta Estados Unidos, sus territorios, y el amplio grupo de sus países aliados. Un mundo marcado por conflictos bélicos exige líderes sensatos y convocantes. El expresidente ha ignorado dramas urgentes como el cambio climático y, lo que es peor, promueve medidas drásticas que amenazan los derechos humanos.
Trump padece de elementos psicopáticos que evidencia al mentir reiteradamente. No tiene noción moral y cree que las reglas no le aplican. Estos son rasgos propios de aquellas personas que son calificadas como narcisistas malignos. Trump es de los peores. Con estas características huecas emocionalmente, lo único importante para ese tipo de persona son ellos mismos. Esto se ve en su distorsión de la realidad y la pérdida de proporción sobre su propia persona. Nadie es mejor que él. Solo él existe. Estamos ante uno de los momentos más críticos, no solo de la historia de los Estados Unidos, sino del mundo.
En este momento crucial, Estados Unidos demanda un líder que respete la Constitución y honre el principio fundamental de que todos los ciudadanos americanos están protegidos por una Carta de Derechos que resguarda nuestras libertades, incluyendo el derecho a opinar y discrepar sin temor a represalias. Trump, como en el pasado, intenta silenciar a la prensa fiscalizadora y manipular la rama judicial, un ámbito donde enfrenta múltiples causas legales, siendo el mandatario con más casos contenciosos en la historia del país.
Esta encrucijada electoral exige una elección clara. Las propuestas de la candidata presidencial demócrata Kamala Harris presentan un programa de gobierno que promete progreso y bienestar para el pueblo americano. Su discurso inclusivo asegura un liderazgo sólido para la principal potencia mundial.
Kamala Harris aborda de manera directa las urgencias apremiantes de Puerto Rico. Continuará varios programas ya establecidos por la administración de Joe Biden, como el grupo de trabajo federal que gestiona los asuntos insulares de forma coordinada, reportando directamente a la Casa Blanca. Este esfuerzo ha logrado romper la burocracia que impedía el acceso a fondos de mitigación de daños y subvenciones para proyectos cruciales de reconstrucción y modernización de la infraestructura. Asimismo, la administración Biden ha enfocado su atención en la transformación energética del país y la reforma del sistema educativo.
Precisamente el domingo, mientras llovían insultos hacia Puerto Rico, la candidata demócrata ofrecía un mensaje esperanzador, prometiendo mantener el grupo interagencial dedicado exclusivamente a fortalecer y crear nuevas oportunidades. Abordó aspectos clave como fomentar la inversión en las industrias del futuro, impulsar el crecimiento de pequeñas empresas, mejorar el sistema de salud y elevar a los puertorriqueños. Además, enfatizó la necesidad de lograr paridad con los estados en el acceso a programas federales dirigidos a los más desfavorecidos y a los adultos mayores. Claramente, el Grupo de Trabajo sobre la Economía de Oportunidades para Puerto Rico sería independiente del actual, establecido por orden ejecutiva de Biden.
Kamala Harris no es perfecta. La administración de Biden tiene serios problemas que atender como es el de los inmigrantes. Esos problemas no se atienden con insultos y mentiras. Hay que crear políticas que aborden la realidad y que puedan encontrar soluciones.
Trump no discrimina. Es un candidato convicto y que no solo no tiene ningún tipo de remordimiento, sino que considera que las mujeres somos un objeto al que se le puede tocar cuando se quiera. Son muchas las que han dado la voz de alerta.
¿Cómo un padre o una madre pueden votar por alguien que hace alardes de que le toca las partes privadas a las mujeres y no pasa nada?
Todos los que se sienten insultados, discriminados y ofendidos deben ejercer su voto a favor de Kamala Harris porque, aunque no necesariamente conocemos del todo a la candidata por entrar tarde en la carrera, fue valiente en decir presente. Su discurso no ha sido uno de odio. Al contrario, es uno de inclusión. Vamos a darle la oportunidad al respeto, a la empatía, al diálogo constructivo para buscar soluciones y para poder vivir en una sociedad tolerante que se nutra de las diferencias y del debate fundamentado. Con una prensa libre y sin miedo a los ataques injustos por hacer las preguntas correctas para recibir la información que el pueblo necesita recibir.
Hoy exhortamos a todos los que aman a nuestra isla bonita, la tierra del mar y el sol, que no le presten su voto a Donald Trump. A todos los puertorriqueños que puedan votar que nos representen a nosotros, a los que no podemos votar. Voten por Kamala Harris.
- María Luisa Ferré Rangel, editora