Prueba de que Puerto Rico vive de espaldas a sus propios recursos es el poco esfuerzo que se realiza para sacar provecho de las dificultades provocadas por los fenómenos naturales típicos del espacio geográfico que habitamos, o de aquellos que nos provoca el cambio climático. Estamos obligados a repensar nuestro desperdiciado potencial económico.
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