Aunque la disponibilidad de alimentos en Puerto Rico no se ha afectado, ni existe ningún indicio de que se pueda afectar a corto plazo por la emergencia del coronavirus, la ansiedad ciudadana vista en supermercados locales durante los pasados días ha puesto de relieve nuevamente una gran vulnerabilidad de la vida puertorriqueña: nuestra excesiva dependencia de la importación de alimentos.
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La inversión agrícola no debe seguir esperando
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