La estabilidad macroeconómica y social de Puerto Rico cada día depende, en mayor grado, no de riqueza y dinero orgánico creado mediante actividades productivas, sino por programas federales, escribe Gustavo Vélez
La estabilidad macroeconómica y social de Puerto Rico cada día depende, en mayor grado, no de riqueza y dinero orgánico creado mediante actividades productivas, sino por programas federales, escribe Gustavo Vélez
Me decía hace poco un amigo que la economía de Puerto Rico gradualmente evoluciona hacia una economía de desastres. Entre el 2017 y el 2022, hemos sido víctimas de dos huracanes, un terremoto y la pandemia de COVID-19. Sin embargo, detrás de las malas noticias hay una buena, y es que, posiblemente, estos eventos nos han hecho más resistentes y capaces de soportar las mayores presiones posibles y adaptarnos a ambientes hostiles. Para tener la película completa, a los desastres naturales habría que agregarle la profunda depresión económica que experimenta la isla, desde el 2006.
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