El cerebro es bien sensitivo a los cambios hormonales que ocurren normalmente en mujeres. Durante el embarazo y el período justo después del embarazo hay unos cambios hormonales significativos que pueden llevar a aumentar el riesgo de desarrollar depresión. Igualmente, el cambio en roles, incluyendo la nueva responsabilidad de cuidar de un bebé, es un estresor significativo para muchas mujeres. La depresión perinatal, como se le conoce a la depresión en este período, se caracteriza por tristeza extrema, ansiedad y cambios en los patrones de sueño y energía que dificultan poder hacer las actividades del diario vivir.
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