La idea de Estados Unidos no existe ya, y lo que tanto estadoístas puertorriqueños como inmigrantes de todas partes del mundo persiguen ahora es una forma de pragmatismo, plantea Eduardo Lalo
La idea de Estados Unidos no existe ya, y lo que tanto estadoístas puertorriqueños como inmigrantes de todas partes del mundo persiguen ahora es una forma de pragmatismo, plantea Eduardo Lalo
En este año de elecciones en Estados Unidos, cuesta trabajo aceptar que la contienda enfrentará a Joe Biden y Donald Trump por segunda vez consecutiva. El primero, que de ganar en noviembre, terminaría su segundo cuatrienio a la lozana edad de 86 años, dedicó muchas décadas de su larga vida a llegar al puesto que hoy ocupa. En este deseo, no pareció existir motivación otra que la personal. Hay gente que, desde la cuna, imagina que posee una vía directa a los más altos cargos políticos por la familia que tienen, por el apellido que les enseñaron a escribir en primer grado, por lo que le decía su abuelito al oído. En ellos, el acicate de la lucha entre posturas políticas carece de causas colectivas y se concentra en un imaginario de “grandeza”, asociado a un pedigrí equivalente al de una raza canina.
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