La gobernadora electa Jenniffer González y el Partido Nuevo Progresista (PNP) recibieron en las elecciones del martes un mandato inequívoco para continuar diseñando a Puerto Rico a su antojo, incluyendo, entre otros aperitivos, el nombramiento de tres jueces para el Tribunal Supremo (una vacante ya existente, más dos que surgirán en el próximo cuatrienio), una nueva jefatura para la Oficina del Contralor y el control de los miles de millones de dólares federales de reconstrucción que siguen atascados por ahí en las ciénegas burocráticas.
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