En el banquillo de los acusados en la corte federal, no solo están María Milagros Charbonier y su esposo; está también el sistema corrupto que permite actos como los que se le imputan a la exlegisladora y su esposo, escribe Benjamín Torres Gotay
En el banquillo de los acusados en la corte federal, no solo están María Milagros Charbonier y su esposo; está también el sistema corrupto que permite actos como los que se le imputan a la exlegisladora y su esposo, escribe Benjamín Torres Gotay
Cada mañana, María Milagros Charbonier, otrora legisladora del Partido Nuevo Progresista (PNP), antigua mimada del fundamentalismo religioso que gusta de andar, látigo en una mano, Biblia en la otra, diciéndole a cada cual cómo vivir, cruza la avenida Chardón de Hato Rey, en dirección a la corte federal, con el paso ligero de quien va tarde para una cita médica.
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