Si vencer con vida el paso del tiempo es una victoria, ¿cómo reivindicar la belleza de envejecer en una sociedad que rinde culto a la juventud?
Si vencer con vida el paso del tiempo es una victoria, ¿cómo reivindicar la belleza de envejecer en una sociedad que rinde culto a la juventud?
La primera apareció en la coronilla. La encontró el estilista que me estaba cortando el pelo. Tuvimos un momento y de inmediato le pedí que la arrancara. La pequeña punzada en el cuero cabelludo fue de un alivio total. Pasaron los años y no volvió a aparecer ninguna más. Mi padre tiene el pelo blanco pero a mi madre, que está próxima a cumplir 70 años, todavía le crece el pelo negrísimo. Así que me declaré con suerte y lo olvidé.
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