Pudo haberse llevado el carro, haberme llevado a mí, pero se “conformó” con todas las cosas que encontré y que le di en un instante
Pudo haberse llevado el carro, haberme llevado a mí, pero se “conformó” con todas las cosas que encontré y que le di en un instante
No sé cuántas veces habré contestado esta pregunta, ni cuántas más la habré formulado. ¿Llegaste bien? La respondo a amigas, amigos, familiares. Se la respondo a mi esposo, y si tardo un poco más de lo usual, ya hay justo motivo de preocupación. Lo mismo espero de mis amigas cuando nos reuníamos para una copa después del trabajo. “Textea cuando llegues”, es una frase que hace mucho dejó de ser una señal de control —al menos entre amistades, familiares y parejas sensibles—, para pasar a ser, tristemente, un gesto más de preocupación y de conciencia de la realidad.
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