La decisión de Meghan Markle -si es que en realidad fue de ella- ni deshace el patriarcado, ni el legado del colonialismo, ni tampoco es un "bold feminist statement"
La decisión de Meghan Markle -si es que en realidad fue de ella- ni deshace el patriarcado, ni el legado del colonialismo, ni tampoco es un "bold feminist statement"
¿Será que cuando de bodas reales se trata, nos volvemos pletóricos de hipérboles y pingües de adjetivos? Me explico. Hoy viernes, en la víspera de la boda de Meghan Markle y el príncipe Harry de Inglaterra, la Casa Real emitió una declaración oficial en la que asegura que la novia californiana, en ausencia de su padre convaleciente de una operación del corazón (o tachado fulminantemente de la lista de invitados por haber vendido fotos falsas suyas, dizque en preparación para la boda, a un portal de chismes, amén de su familia tipo "wedding crashers", que ya no encuentra cómo más llamar la atención), le solicitó a su futuro suegro, el príncipe Carlos, que la acompañe en parte del recorrido por la senda nupcial.
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