Esa lengua que defendió con tanta razón y valentía la generación que fundó la Academia Puertorriqueña de la Lengua hoy es convertida en botín de guerra para las llamadas ‘guerras culturales’. Se trata del asedio ideológico de un feminismo radical, ideológico y beligerante, intolerante, escribe Edgardo Rodríguez Juliá