Somos melancólicos custodios de las ruinas. Lo que no es posible demoler somos incapaces de reconstruir. El Normandie sería entonces la metáfora, el emblema extendido del Estado Libre Asociado, escribe Edgardo Rodríguez Juliá
Somos melancólicos custodios de las ruinas. Lo que no es posible demoler somos incapaces de reconstruir. El Normandie sería entonces la metáfora, el emblema extendido del Estado Libre Asociado, escribe Edgardo Rodríguez Juliá
Ese tan llevado y traído monumento al art déco podría ser el mejor emblema de nuestro estancamiento social, político, económico y, lo que es peor, la atrofia de nuestra imaginación colectiva. Doy como muestra la reciente decisión del Instituto de Cultura Puertorriqueña que revoca el previo permiso que se les concedió a los desarrolladores del Hotel Normandie. En la revocación se argumenta que el estacionamiento a ser construido, bajo el terreno de juego del Parque Sixto Escobar, no es compatible con el valor histórico del estadio. Esa cultura política del ¡No! irreflexivo fue la misma que se manifestó en la construcción del hoy tan disfrutado Paseo de Puerta de Tierra.
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