Esta película, una y otra vez, estuvo cerca de lograrse como obra maestra. Es un ‘casi’. Tal y como está es un risible, aunque nada cómico, homenaje a la banalidad puertorriqueña, escribe Edgardo Rodríguez Juliá
Esta película, una y otra vez, estuvo cerca de lograrse como obra maestra. Es un ‘casi’. Tal y como está es un risible, aunque nada cómico, homenaje a la banalidad puertorriqueña, escribe Edgardo Rodríguez Juliá
Vamos a la más reciente película puertorriqueña con el deseo de que sea buena, o al menos mejor que la anterior. Tenemos a nuestro haber algunas buenas películas: Las películas de la División de Educación para la Comunidad deben ser motivo de orgullo. Aunque un amigo me asegurase, con esa mordacidad que a veces usamos para autonegarnos, que ese era cine de “bienestar público”, podemos reconocer en Los peloteros de Jack Delano, con Diplo, lo mismo que en la fotografía de Amílcar Tirado y los guiones de José Luis Vivas Maldonado y Pedro Juan Soto, la posibilidad de un gran cine, atento lo mismo a las vicisitudes de la idiosincrasia nacional como a los grandes cambios sociales que ocurrieron a mediados del siglo pasado. Dios los cría, dirigida por Jacobo Morales, llevó aquel cine de los cincuenta y sesenta-en parte documental y en parte dramático- a nivel de gran arte cinematográfico, la conjunción de gran calidad en las imágenes y personajes bien caracterizados.
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