Rechacemos la autocompasión, la ‘victimización’ de considerarnos ‘los más vulnerables’, reconozcamos que aun pagando la mitad de la deuda seguimos caminando por el borde del precipicio, escribe Edgardo Rodríguez Juliá
Rechacemos la autocompasión, la ‘victimización’ de considerarnos ‘los más vulnerables’, reconozcamos que aun pagando la mitad de la deuda seguimos caminando por el borde del precipicio, escribe Edgardo Rodríguez Juliá
Una sociedad enfocada solo en los más vulnerables -pensionados, dependientes de ayudas federales en un setenta por ciento de su población- no tiene porvenir, tampoco salida a mediano plazo. Puerto Rico, en su reciente negociación del ajuste de deuda, prueba que la productividad y la creación de riquezas todavía son las últimas prioridades en la agenda política y económica. Nos vamos transformando en sociedad de jóvenes dependientes y viejos pensionados. Los “más vulnerables” se ha convertido en una ventajosa consigna politiquera, la más reciente “marca” de la demagogia isleña. Los jóvenes en edad empresarial y productiva se van porque aquí no encuentran horizonte. Queremos vivir impunemente, no pagar el costo y las consecuencias del despilfarro, el mal manejo de las finanzas públicas, la corrupción, la irresponsabilidad de partidos políticos que solo ofrecen gratificación al corto plazo de unas elecciones.
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