La creatividad de buena parte del liderato del MVC y del PIP logró cuajar “la Alianza”, que nos ofreció la esperanza de que construir un nuevo país y erradicar la corruptela es posible, escribe María de Lourdes Guzmán
La creatividad de buena parte del liderato del MVC y del PIP logró cuajar “la Alianza”, que nos ofreció la esperanza de que construir un nuevo país y erradicar la corruptela es posible, escribe María de Lourdes Guzmán
Pocos sistemas en el mundo son tan antidemocráticos como el que existe en nuestro país. Es un sistema hecho a la medida de los partidos tradicionales que han controlado la gobernanza en Puerto Rico por los pasados 55 años. El gobierno del Partido Nuevo Progresista (PNP) eliminó el Tribunal Electoral, operado por servidores públicos, para garantizar la mayor pureza posible en el proceso eleccionario y lo puso en manos de los partidos políticos con la creación de la Comisión Estatal de Elecciones. ¿Cuál ha sido el resultado? Un sistema caótico, altamente politizado y que goza de la total desconfianza del pueblo. En algunas ocasiones, cuando el PNP ha tenido el control de las ramas ejecutiva y legislativa, se ha dado a la tarea de enmendar la ley electoral, para crear las condiciones de asegurar la hegemonía de los partidos tradicionales y hacer cada vez más oneroso que nuevas organizaciones políticas tengan una oportunidad real de prevalecer en una contienda electoral.
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