En Puerto Rico se ha cultivado la absoluta desconfianza y la más cínica tasación del gobierno. ¿No deberíamos juzgarnos con igual severidad? ¿Somos una sociedad corrupta?, pregunta Orlando Parga
En Puerto Rico se ha cultivado la absoluta desconfianza y la más cínica tasación del gobierno. ¿No deberíamos juzgarnos con igual severidad? ¿Somos una sociedad corrupta?, pregunta Orlando Parga
Las noticias sobre la declaratoria de culpabilidad de dos prominentes abogados de reconocida alcurnia oficialista, de alcaldes y legisladores negociando años de cárcel y restitución millonaria de fondos públicos; de gente vulgar enardecida agrediendo a empleados de tiendas, restaurantes y barras que se unen al pan nuestro de cada día sobre tiroteos y masacres vinculados al narcotráfico, parecerían confirmar el pronóstico bíblico de la hecatombe que finalizará la existencia humana.
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