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La propuesta de ley del Senado 693 ha desencadenado, como era previsible, un debate violento y agresivo. Es evidente que al centro de la discusión no está el proyecto en sí: ¿Cuántas mujeres de verdad quisieran abortar después del quinto mes? ¿Quiénes no reconocerían como poco racional esperar a abortar hasta después del quinto mes? Los tonos altos y la absoluta incapacidad de entablar un diálogo se deben al hecho de que las que se enfrentan son dos visiones radicalmente opuestas del ser humano, de sus derechos y de qué significa vivir en sociedad. En pocas palabras, está en juego un “proyecto de país”, una visión del Puerto Rico que queremos construir.
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