Los pavos escasean. Y cuestan más. Y los pollos también escasean, por si se pensaba en esa opción sustitutiva para llevarla a la mesa y dar gracias. Como si el agradecimiento dependiera del menú, escribe Isamari Castrodad
Los pavos escasean. Y cuestan más. Y los pollos también escasean, por si se pensaba en esa opción sustitutiva para llevarla a la mesa y dar gracias. Como si el agradecimiento dependiera del menú, escribe Isamari Castrodad
El mundo se va desgarrando de a poquito. Las fisuras se van haciendo evidentes y a veces nos alarmamos y otras veces nos quedamos quietos, como observando el desgaste desde lejos sin saber qué hacer. Un día suena la alarma por una crisis mayor, pero otros días, francamente, me sorprende la nimiedad de la discusión. Los pavos escasean. Y cuestan más. Y los pollos también escasean, por si se pensaba en esa opción sustitutiva para llevarla a la mesa y dar gracias. Como si el agradecimiento dependiera del menú.
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