Es irónico que, el mismo día que el país amaneció con las imágenes de más almacenes con comida podrida, arrestaran a un sujeto en San Sebastián por robarse mil aguacates, dice Cezanne Cardona
Es irónico que, el mismo día que el país amaneció con las imágenes de más almacenes con comida podrida, arrestaran a un sujeto en San Sebastián por robarse mil aguacates, dice Cezanne Cardona
La gastronomía nunca es inocente. Y parece mentira que, en la desopilante antología de la corrupción de estos últimos años, no se asome tan siquiera una de esas mini alcapurrias gourmet o esas bolitas de mofongo mojaditas en mayo-kétchup. Son notorios, en cambio, los objetos. En los pliegos acusatorios y conferencias de prensa del FBI, nos cuentan sobre las cajas de zapatos llenas de dinero, boletos de viajes, gabanes, carteras de diseñador, taquillas para conciertos, pero nunca nos describen el menú de los comensales, los aperitivos de elevada glotonería, la carne encajada en los premolares o los restaurantes que escenifican la culterana extorsión.
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