Los que vivimos, nos gozamos y hoy añoramos aquella época romántica de la Placita de Santurce, nos compadecemos de los que la degradan con su comportamiento antisocial, escribe Orlando Parga
Los que vivimos, nos gozamos y hoy añoramos aquella época romántica de la Placita de Santurce, nos compadecemos de los que la degradan con su comportamiento antisocial, escribe Orlando Parga
Recuerdo con personal nostalgia la antigua Plaza del Mercado de Santurce, de los tiempos de la niñez cuando acompañaba a mi madre para hacer la compra de su salón de economía doméstica de la “Central High”; de los olores y colores de sus puestos, colmaditos y tiendas; de las voces de Felipe Rodríguez, Salamán, Tito Lara, oyéndose sin pausa en las velloneras de sus barras. De aquellas andanzas de la juventud cuando nos parábamos en sus esquinas para admirar la belleza femenina.
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