Tal cual completada, la restauración honra simultáneamente el legado de las tres órdenes religiosas que en un momento tuvieron a su cargo la iglesia: dominicos, jesuitas y paúles, escribe Jorge Rigau
Tal cual completada, la restauración honra simultáneamente el legado de las tres órdenes religiosas que en un momento tuvieron a su cargo la iglesia: dominicos, jesuitas y paúles, escribe Jorge Rigau
Cuando en 1522 aún no se había completado el proceso de traslado de Caparra a la Isleta de San Juan, los frailes dominicos – llamados a evangelizar el Nuevo Mundo – se adelantaron para levantar un convento y una iglesia en la parte más alta del nuevo asentamiento. Valiéndose de piedra, barro, madera, tierra y arena, gentes cuyos nombres han quedado rehenes del tiempo construyeron ese templo amplio, alto y admirable que hoy se conserva como Iglesia de San José en el Viejo San Juan.
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