¿Quién le da trabajo a un artista? ¿Quién le ofrece un sueldo digno a quien ejerce la labor de crear? ¿Quién entiende que tenemos una responsabilidad social?, pregunta Ana Loreanne Colón
¿Quién le da trabajo a un artista? ¿Quién le ofrece un sueldo digno a quien ejerce la labor de crear? ¿Quién entiende que tenemos una responsabilidad social?, pregunta Ana Loreanne Colón
Tenía 11 años cuando supe que quería ser artista. Lo descubrí cuando se acercaba la semana de las profesiones y yo debía compartir frente a la clase a qué quería dedicarme de adulta. Mientras la maestra hablaba de por qué escoger un trabajo, sentí cierto tipo de inferioridad al ver a mis compañeros muy decididos: más de la mitad quería trabajar en la medicina, y el resto se dividía entre la ingeniería, los negocios y la contabilidad. Yo no me identificaba con nada de eso; por más que lo intentaba, no lograba visualizarme en una de las profesiones que, según la maestra, te aseguraban un buen futuro. Nunca, hasta entonces, me había sentido perdida. Llegué a casa y de inmediato, el bombardeo: “puedes ser gerente, como todos en la familia o abogada, mira que te gusta leer”.
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