Miles de niños y jóvenes en edad escolar se enfrentan este año a un verano diferente que podría ser una gran oportunidad. Con la flexibilización en las medidas de confinamiento y el regreso paulatino a la normalidad, este verano representa para muchos de nuestros niños una buena ocasión para comenzar a atender el rezago académico y social causado por la pandemia y por las diferentes crisis que ha atravesado Puerto Rico y el sistema de educación. Las experiencias académicas de verano pueden ser el comienzo de un proyecto de remediación a largo plazo para subsanar las deficiencias académicas de nuestros estudiantes y atender sus necesidades emocionales.
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