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Hace siglos, hubo mujeres que conocían de plantas para crear ungüentos que aliviaban dolores, malestares y pesares. Muchas de ellas sabían cómo desarrollar brebajes e infusiones utilizando hongos y toxinas de animales para sanar enfermedades y tratar condiciones. Entendían la anatomía humana. Tenían la habilidad de tocar ciertas partes del cuerpo para aliviar dolores. Quizás hasta podrían predecir el movimiento de los animales por pasar horas observándolos en su ambiente natural. Inclusive, algunas ostentaban nociones sobre los efectos de la Luna en el cuerpo humano y los cultivos.
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