Cuando se define una esencia nacional se consigue la exclusión de los que no responden a ese modelo, escribe Francisco Martínez Hoyos
Cuando se define una esencia nacional se consigue la exclusión de los que no responden a ese modelo, escribe Francisco Martínez Hoyos
Decía el escritor Josep Pla que cuanto peor se hacen las cosas en Cataluña, más se exaltan gratuitamente. Sus palabras parecen pensadas para un “proceso” de independencia que ha sido, como mínimo, chapucero. Al secesionismo le gusta utilizar como referencia la emancipación de la América hispana, pero… Cataluña, una de las zonas más ricas de España, cuenta con sus propias instituciones autonómicas. ¿A qué se debe, entonces, el actual estallido social? En parte, a una utilización sectaria de la Historia. ¡Llamemos español a todo lo malo! Para un amplio sector del público, España sería sinónimo de la violencia y el fanatismo que representan personajes como Hernán Cortés o el inquisidor Torquemada. Cataluña, en cambio, representaría el espíritu democrático, abierto al pacto. Desaparecen de escena, por ejemplo, los negreros catalanes del siglo XIX.
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