En Puerto Rico hay que estar preso para que se otorgue clemencia ejecutiva. En Estados Unidos se otorga el perdón presidencial sin haber sido acusado o encontrado culpable de delito alguno, escribe Enrique Vázquez Quintana
En Puerto Rico hay que estar preso para que se otorgue clemencia ejecutiva. En Estados Unidos se otorga el perdón presidencial sin haber sido acusado o encontrado culpable de delito alguno, escribe Enrique Vázquez Quintana
Los norteamericanos adoptaron varias normas gubernamentales de su colonizador, Inglaterra. Una de ellas es el poder presidencial de perdonar una pena severa o la pena de muerte. El monarca inglés gozaba de esa prerrogativa. Durante la Convención Constitucional de 1787 algunos delegados rehusaban otorgarle esos poderes al presidente pues estarían creando un nuevo rey en América. Pero la mayoría siguió el reclamo de Alexander Hamilton, quien favorecía que para agilizar el proceso un solo hombre y no un grupo debía tener el poder del perdón. George Mason, delegado de Pensilvania, estaba en desacuerdo, ¡ya que el presidente podría perdonar a criminales de delitos promovidos por el propio presidente! Pero prevaleció Alexander Hamilton y se incluyó el perdón presidencial en el Artículo II, Sección 2 de la Constitución de Estados Unidos.
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