El origen de la crisis fiscal es el Gobierno, pero no el nuestro, o principalmente el nuestro, sino el americano, pues tomó decisiones dirigidas a satisfacer las necesidades insoslayables de su econ...
El origen de la crisis fiscal es el Gobierno, pero no el nuestro, o principalmente el nuestro, sino el americano, pues tomó decisiones dirigidas a satisfacer las necesidades insoslayables de su econ...
Recientemente, Jack Lew, secretario del Tesoro federal, regañó a los del patio, reclamándoles la pronta solución de la crisis fiscal. El regaño me recordó la frase del tío Pepe: “Por poco me mata y me echa la culpa”. En verdad, el origen de la crisis fiscal es el Gobierno, pero no el nuestro, o principalmente el nuestro, sino el americano, pues tomó decisiones dirigidas a satisfacer las necesidades insoslayables de su economía de mercado, para evitar su colapso e inducir su reproducción, sin percatarse o sin importarles que aquellas decisiones, enfocadas en su particular finalidad, ocasionaban “daños colaterales”, “casualties” en otros y, ahora, reclaman que lo resolvamos a costilla nuestra. ¡Habráse visto!
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: