¿Pueden las palabras revelarnos información sobre sus sentidos o su ortografía? La respuesta es sí y nos explica Díaz Dueñas que las lenguas - todas- “hacen lo posible” por ayudarnos a identificar la cosa nombrada a través de la evolución de sus palabras (lingüística histórica), con tan solo fijarnos en la relación que mantienen palabras de la misma familia etimológica. Es decir, que el conocimiento histórico que podamos tener de una lengua es una herramienta útil a la hora de lidiar con algunas de sus dificultades. Díaz menciona como ejemplo el caso de la b / v en español y la dificultad que estos grafemas representan para algunos a la hora escribir. ¿Cómo saBer/saVer cuál de los dos elegir? Bueno, pues resulta que hay pistas a la vista. He aquí el truco: la /b/ y la /p/ son sonidos que se corresponden en muchas palabras como por ejemplo saPere >saBer. ¿Ve la correspondencia? De ahí que tengamos familias de palabras como caBeza y caPital, emparentadas etimológicamente. Lo mismo con palabras como reciBir y recePción; conceBir, concePción. ¿Y la /v/? Pues nada que ver con la B. Ese sonido mantuvo su correspondencia con la u, lo cual se aprecia en parejas como precaVer, precaUción, resolVer, resolUción, absolVer, absolUción.
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¿CÓMO SABER/SAVER?
Aida Vergne escribe sobre lingüística histórica.