
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A fines del siglo XIX y a comienzos del XX, el tipógrafo Ramón Romero Rosa, una de las figuras claves de la intelectualidad obrera, denunciaba la miseria en que vivía Puerto Rico. José Elías Levis, escritor y pintor, describía en su novela Estercolero las terribles condiciones en que se encontraban los campesinos o jíbaros, lo que ya había denunciado el doctor Cayetano Coll y Toste. Carmelo Rosario Natal, en su libro Los pobres del 98 puertorriqueño, documenta el crecimiento del hambre, del desempleo, las consecuencias que tuvo para los pobres la sequía y la invasión de Estados Unidos: los suicidios, el alcoholismo, el juego compulsivo, la violencia y el terrible abandono de los niños que no estaban amparados legalmente. También se desató una epidemia de viruela.
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