Haríamos bien en dejar a un lado el resentimiento y la sospecha hacia los más jóvenes, expone Alfredo Carrasquillo
Haríamos bien en dejar a un lado el resentimiento y la sospecha hacia los más jóvenes, expone Alfredo Carrasquillo
Hace algunas semanas, en un brote de entusiasmo y esperanza frente a una buena idea, un gran amigo e integrante como yo de la generación X, auguraba que su puesta en marcha podría tener efectos transformadores y ser un importante legado generacional al cambio que tanta falta hace en nuestra isla. En una reacción asimismo apresurada, y seguramente injusta, le respondí convencido de que no, de que nuestra generación tenía que aceptar ya, con humildad, que fracasó en dar paso a muchas de las innovaciones imaginadas para hacer de nuestra tierra una más próspera y amable para todos. Le propuse, en cambio, que aprovecháramos la inmensa y privilegiada oportunidad que tenemos como la generación mayoritaria actualmente en roles de liderazgo. Podríamos cumplir, le dije, una función capital: confiar y apoyar a las nuevas generaciones que vienen detrás nuestro, a idear y poner en marcha las soluciones que construirán un Puerto Rico capaz de devolvernos la ilusión y el enardecimiento.
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