La ideología de la violencia genera más y mayor violencia, destruye, separa. Por eso insistimos en la necesidad de promover una cultura de paz en contraposición a la violencia rampante, escribe Eunice Santana Melecio
La ideología de la violencia genera más y mayor violencia, destruye, separa. Por eso insistimos en la necesidad de promover una cultura de paz en contraposición a la violencia rampante, escribe Eunice Santana Melecio
Durante el periodo conocido como la Guerra Fría, fuimos testigos de la carrera armamentista, en la cual se fomentó el desarrollo de la capacidad nuclear ofensiva, especialmente entre Estados Unidos y lo que era la Unión Soviética. La lógica que impulsaba la misma era asegurar la superioridad de cada bloque en cuanto al número de armas que poseían y la superioridad del poder aniquilador de cada uno. En ese desempeño se gastaron enormes cantidades de recursos humanos y materiales, así como de inteligencia y espacios para almacenaje, a la vez que se incrementaba la enemistad, el miedo, la inseguridad y la desconfianza. El clima de rivalidad producía separación, intolerancia y aumentaba la incomprensión, mientras cada bloque se sentía poderoso y seguro de que podría vencer a su opositor con las armas de destrucción masiva que poseía.
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