Se adhiere a los criterios de The Trust Project
Cuando era pequeño, mi familia alquilaba una casa en la playa de Vega Baja donde pasábamos todo el mes de julio. En la punta de la playa hay una gran roca donde los más atrevidos subíamos para mirar el mar abierto y desafiar las olas que rompían ferozmente. Mientras más bajábamos las olas mojaban nuestros cuerpos. Los pescadores del lugar nos advertían: “cuidado, que la ola no avisa y cuando menos lo esperen se los lleva mar adentro”. Pasamos par de sustos, pero gracias a Dios, no trascendió de eso.
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: