El País sufre una crisis fiscal y económica. Por un lado, el pago de la deuda disminuye la prestación de los servicios esenciales al pueblo y, por otro, los partidos políticos principales siguen apostando a una estructura político-económica que ya se agotó. De esa manera, pretenden “resolver” la crisis con más impuestos al pueblo, sin tocar a los grandes intereses y sin cambiar el mecanismo político.
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Crisis, caos e incompetencia
Si algo positivo tiene esta crisis es que ha puesto al descubierto tanto la incapacidad del sistema como la de sus gobernantes en la tarea fundamental de administrar el País.