Las luchas de los demócratas en los tres países no pueden continuar aisladas unas de otras. Deben interconectarse y prestarse apoyo, escribe Miguel Henrique Otero
Las luchas de los demócratas en los tres países no pueden continuar aisladas unas de otras. Deben interconectarse y prestarse apoyo, escribe Miguel Henrique Otero
El sábado 31 de julio tuvo lugar en Miami un acto, organizado por la alcaldía, que podría constituirse en un hito de la política latinoamericana de los próximos tiempos: miles de manifestantes acudieron a una convocatoria que se prolongó por varias horas, en Bayfront Park. Había allí cubanos, nicaragüenses, venezolanos y centenares de personas de otros países latinoamericanos. El eslogan del encuentro fue “Abajo las cadenas”. En los discursos de los oradores, en los documentos que circularon y en la comprensión de quienes asistieron, una idea quedó clara: puesto que la relación entre las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela es más que una simple alianza, la lucha por las libertades en los tres países no puede continuar como hasta ahora, con procesos separados unos de otros.
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