La deriva autoritaria del gobierno nicaragüense es incompatible con los objetivos fundamentales de la Revolución Sandinista instaurada a partir de 1979, escribe Luis Zambrana
La deriva autoritaria del gobierno nicaragüense es incompatible con los objetivos fundamentales de la Revolución Sandinista instaurada a partir de 1979, escribe Luis Zambrana
Aunque la expatriación remita a formas arcaicas de represión, en febrero de 2023 el gobierno nicaragüense de Daniel Ortega ordenó la expulsión de 222 presos políticos y despojó de nacionalidad a 94 personas. Entre estos, los destacados escritores Sergio Ramírez, antiguo compañero político de Ortega, y Gioconda Belli; la veterana activista Vilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos; el periodista investigativo Carlos Chamorro Barrios, otrora publicista de la campaña presidencial de Ortega en 1984; la escritora feminista Sofía Montenegro y el obispo católico Silvio José Báez. Otros, como el obispo Rolando Álvarez, que se ha erigido como un símbolo de resistencia frente a los excesos de Ortega, han sido condenados penalmente a más de 20 años de prisión por presuntos cargos de ‘traición a la patria’.
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