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Una de las leyes no escritas de la Ciencia Política es la de que, cuando “se mete la pata”, lo inteligente es sacarla más rápido que pronto porque mientras permanezca adentro tu adversario sabrá sacar buen provecho de tu error. Ante lógica tan simplemente sabia, sorprende que algunos políticos se aferren a la teoría de que el pueblo tiene memoria corta porque, lo que sucede, es que los del otro bando siempre estarán disponibles para recargarla.
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