Mientras en Westminster se decidía la suerte de Truss, en Puerta de Tierra se maquinaba en cuartos oscuros un autogolpe. Y es que en el Partido Popular, al igual que en Westminster y Downing Street, algo anda podrido, escribe Rafael Cox Alomar
Mientras en Westminster se decidía la suerte de Truss, en Puerta de Tierra se maquinaba en cuartos oscuros un autogolpe. Y es que en el Partido Popular, al igual que en Westminster y Downing Street, algo anda podrido, escribe Rafael Cox Alomar
Nos cuenta Shakespeare en Hamlet que cuando Marcelo se percató de que el fantasma del viejo rey muerto había aparecido por las murallas del Castillo de Kronborg (a las afueras de Copenhagen) le susurró al oído a Horacio: “algo huele podrido en el reino de Dinamarca” (Véase Acto I, Escena IV).
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