Una frase del escritor argentino César Aira dice: “creo que improvisar, saber adaptarse y responder al instante es la clave de la felicidad”. El pasado martes, último día del mes de febrero, el Gobernador Rosselló se aprestaba a dirigirse al país en su primer turno al bate. Entre la incongruencia de números y los aplausos de rigor le informa al país, contundentemente, que presentaría legislación para aumentar el salario mínimo a los empleados del sector público y privado. Pero, ¿a cuantas personas le aplicaría el aumento? ¿cuánto le va a costar este aumento al fondo general?, esas preguntas no estaban contestadas en el mensaje del Gobernador.
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De la improvisación a la “felicidad” con el salario mínimo
El representante Carlos Bianchi Angleró reflexiona sobre el impacto del alza propuesta por el Gobernador