Rockefeller hizo lo mismo que Moscoso; con una mano donaba dinero para el Festival Casals o La Casa del Libro y, con la otra, privatizaba el litoral. Así nos quitaron cinco millas de playa, escribe Cezanne Cardona Morales
Rockefeller hizo lo mismo que Moscoso; con una mano donaba dinero para el Festival Casals o La Casa del Libro y, con la otra, privatizaba el litoral. Así nos quitaron cinco millas de playa, escribe Cezanne Cardona Morales
Fue así de fácil. Teodoro Moscoso le escribió una carta a Conrad Hilton invitándolo a la isla para que escogiera cualquier lugar para construir un hotel. Después de haber estado una semana dando tumbos por nuestras playas sin convencerse, Moscoso invitó al magnate al último piso del hotel Normandie a ver si así lo convencía. El excéntrico don Félix Benítez Rexach le abrió las puertas a Conrad Hilton de la misma forma con la que, dos años después, recibió a Albizu Campos para que se alojara en su hotel, luego de su encarcelamiento de Atlanta. Conrad se burló un poco del kitsch tropical de don Félix, hasta que se topó con la vista de la laguna que le ofrecía aquel bizarro penthouse. Según A.W. Maldonado, tan pronto Hilton vio el fortín San Gerónimo lo señaló y dijo: “This is it: if you can get us that place down there, we have a hotel”. En poco tiempo, Moscoso urdió un plan para eludir la ilegalidad de la construcción y le ofreció a Conrad una propuesta imposible de rechazar: Fomento Industrial aportaría siete millones, mientras que Hilton apenas quinientos mil dólares. Tras el éxito del proyecto, el turismo libreasociado replicó el experimento hasta que nos taparon la vista al mar.
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