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De acuerdo con la política pública federal Housing First (Vivienda Primero), la mejor práctica para reducir el sinhogarismo es ubicar primero a la persona en una vivienda y luego proveerle servicios de apoyo que le ayuden a estabilizarse e integrarse a la comunidad. Dicho modelo se ha confirmado a nivel mundial como la mejor forma para solucionar este fenómeno. Ciudades como Viena, Helsinki y Medicine Hat en Canadá, han logrado erradicar el sinhogarismo siguiendo esta práctica. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando no hay acceso a viviendas alcanzables o cuando el mercado de rentas en vez de ser justo se convierte en injusto?
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