

Una de las aportaciones más importantes del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) al proceso de desarrollo sociopolítico de Puerto Rico ha sido sentar las bases para un independentismo organizado. La frase “sin partido no hay independencia” es un adagio de quienes reconocen el rol que ha jugado el PIP en mantener vivo un proyecto nacional colectivo. Ese proyecto del independentismo puertorriqueño está inevitablemente ligado a la búsqueda de una mayor democracia. Mientras que el colonialismo de Estados Unidos impide la participación y menosprecia nuestra capacidad como pueblo, la independencia implica una noción optimista de la capacidad que tenemos para dirigir el destino de nuestro país. Por tal razón, la colonia es mucho más que un estatus jurídico: es un modelo político antidemocrático en todos los niveles.
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