

A principios del pasado siglo, mediante los denominados Casos Insulares del Tribunal Supremo de Estados Unidos, se formalizó un sistema legal colonial con el que la nación americana, selectivamente, puede negar derechos básicos a los habitantes de Filipinas, Guam y Puerto Rico. Estos casos emplearon lenguaje explícitamente racista para resolver, por ejemplo, que los puertorriqueños eran incapaces de autogobernarse. Los casos formaron los cimientos del régimen colonial bajo el que viven cinco territorios: Puerto Rico, Guam, Islas Vírgenes estadounidenses, Islas Marianas del Norte y Samoa Americana.
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