La ternilla es lo que usted y yo tenemos en la nariz, las orejas y en otras partes del cuerpo. Es un tejido elástico adherido a las articulaciones, y que la gente conoce como cartílago. En fin, cartílago y ternilla son, de alguna feliz manera, sinónimos. La ternilla, es dura, flexible, y nos llega de tierna. ¿Cómo? Porque ternilla era un diminutivo que cambió su significado; ahora es una palabra en propiedad. Nada, el otro día me destornillé de la risa y me corrigieron pues se supone que lo “correcto” es que uno se “desternille de la risa”. Desternillarse es romperse las ternillas y, “hoy se usa casi exclusivamente con el sentido figurado de reírse mucho”. Según el Panhispánico de Dudas, destornillarse “no es correcta” y se debe “al cruce con tornillo” (¿?). En el Tesoro Lexicográfico del Español de P.R., sin embargo, destornillarse es morirse de la risa, “reírse a mandíbula batiente”. ¡Bingo! ¡Aquí podemos destornillarnos de la risa sin problemas académicos! Pero.. ¿por qué los puertorriqueños nos destornillamos de la risa? Especulemos. La mandíbula está sostenida mediante cartílagos y músculos. Cuando nos reímos mucho, puede parecer que se va a salir de sitio, o a “destornillarse”, a pesar de que no está agarrada con tornillos. Por si acaso, voy a la ferretería para reponer todos estos tornillos que he perdido de tanto reírme y comprarme un desternillador, en caso de emergencia.
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