Al instalar leales, ideólogos e individuos no calificados en roles clave, el presidente electo y sus asesores demuestran un desprecio por la experiencia y la estabilidad, opina Eduardo Bhatia
Al instalar leales, ideólogos e individuos no calificados en roles clave, el presidente electo y sus asesores demuestran un desprecio por la experiencia y la estabilidad, opina Eduardo Bhatia
Los recientes nombramientos de Donald Trump para su gabinete constituyen una provocación abierta a la convivencia civil en los Estados Unidos. No me cabe la menor duda que es una estrategia calculada por el propio Trump para desestabilizar desde el principio el gobierno “permanente” en Washington y abrir camino para el gobierno que él quiere diseñar para el futuro con la expectativa de que sea su legado. Las nominaciones de figuras como Matt Gaetz, Chris Wright, Linda McMahon, Pete Hegseth y Tulsi Gabbard no simbolizan simplemente una reorganización del liderato federal, sino un claro alejamiento de la capacidad, la experiencia y el respeto por los principios de gobernanza democrática que ha existido en Estados Unidos bajo gobiernos demócratas y republicanos por décadas. Veamos.
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