
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Mi padre nació en China, un 5 de diciembre de 1924. Aunque nació en el año de la rata, se casó con mi madre, una cubana que nació en 1940 en el año del dragón. Ambos inmigrantes, se radicaron en Puerto Rico. Cuando pequeño nunca tomé en serio al horóscopo chino; creo que más que nada me familiaricé con las predicciones que daba Walter Mercado, Anita Cassandra y Rukmini. Claro, entre los miembros de la comunidad china llegué a escuchar “ella es leal y honesta como un perro” y “él es inteligente y encantador como una rata”. Ahora es que entiendo por qué mi madre era quien tomaba las decisiones difíciles y la del carácter fuerte en mi casa. Mi padre era inteligente, práctico, callado y en algunas ocasiones un poco testarudo y egoísta. Mientras mi madre, nacida en el año del dragón, se caracterizaba por ser fuerte, carismática y muy generosa.
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