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Cuando las democracias modernas se establecieron a través del mundo, fundamentadas en la idea de un Estado respetuoso de los límites de su poder frente al pueblo que gobierna, el documento conocido como la Constitución se convirtió en el compromiso escrito que haría concreto el pacto social. En ese pacto entre la sociedad y su gobierno, nosotros El Pueblo somos los dueños de nuestras decisiones como país y grupo social. Debemos vigilar incansablemente ese poder, sin embargo, porque son muchas las actuaciones humanas de egoísmo, apatía, falta de solidaridad, avaricia y hasta crueldad, que atentan contra el bienestar de todos en una sociedad. Por eso, el país como grupo de personas que convive, trabaja y respira juntos, no puede ser tolerante con ese tipo de actuaciones provenientes del Estado que permitimos nos gobierne.
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