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El sábado, 13 de abril de 2024, Irán atacó a Israel para mantener cierta proyección de fuerza, en respuesta a una certera intervención aérea israelí contra una instalación militar iraní en Siria el pasado 1 de abril. Pero no fue Israel el primer agresor. El ataque terrorista de Hamás del pasado 7 de octubre contra Israel fue respaldado por los servicios de inteligencia de Irán y Rusia. Con esa ofensiva, detuvieron nuevos acuerdos de colaboración de Israel con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, líderes de la mayoritaria denominación Sunita y enemigos dentro del Islam, de Irán, que dirige a los Chiitas. Estos convenios habrían debilitado la estrategia de desestabilización del Orden Internacional de Derecho, encabezado por regímenes democráticos, que mantienen en distintas partes del mundo Rusia e Irán. Esta agenda del putinismo y de la medievalista teocracia iraní cuenta con la anuencia de otras dictaduras, como Corea del Norte y Bielorrusia.
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