Estados Unidos no quiere caer en la trampa de la guerra generalizada promovida por Vladimir Putin, escribe Héctor A. Ríos Maury
Estados Unidos no quiere caer en la trampa de la guerra generalizada promovida por Vladimir Putin, escribe Héctor A. Ríos Maury
El sábado, 13 de abril de 2024, Irán atacó a Israel para mantener cierta proyección de fuerza, en respuesta a una certera intervención aérea israelí contra una instalación militar iraní en Siria el pasado 1 de abril. Pero no fue Israel el primer agresor. El ataque terrorista de Hamás del pasado 7 de octubre contra Israel fue respaldado por los servicios de inteligencia de Irán y Rusia. Con esa ofensiva, detuvieron nuevos acuerdos de colaboración de Israel con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, líderes de la mayoritaria denominación Sunita y enemigos dentro del Islam, de Irán, que dirige a los Chiitas. Estos convenios habrían debilitado la estrategia de desestabilización del Orden Internacional de Derecho, encabezado por regímenes democráticos, que mantienen en distintas partes del mundo Rusia e Irán. Esta agenda del putinismo y de la medievalista teocracia iraní cuenta con la anuencia de otras dictaduras, como Corea del Norte y Bielorrusia.
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