
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El promedio de muertes relacionadas al COVID-19 en los pasados siete días en Puerto Rico ha sido de cinco personas, lo cual equivale a que una avioneta de cinco pasajeros se estrelle todos los días en nuestra isla. Sin duda alguna, un boletín diario sobre la muerte de cinco pasajeros levantaría consternación por parte de la población. Aun así, las estadísticas sobre muertes que reportan los periódicos del país a diario parecieran no tener ningún efecto en nuestras emociones. A continuación explicaré el por qué nuestro cerebro no reacciona a las muertes plasmadas en cifras numéricas provenientes de catástrofes, pandemias, o guerras, como quizás nosotros quisiéramos.
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