La culpa no fue intrínsecamente de los tres precandidatos: los tres representan, y tenían que ajustarse a, las métricas de un partido cuyo programa filosófico y de gobierno se agotó hace años, escribe Antonio Quiñones Calderón
La culpa no fue intrínsecamente de los tres precandidatos: los tres representan, y tenían que ajustarse a, las métricas de un partido cuyo programa filosófico y de gobierno se agotó hace años, escribe Antonio Quiñones Calderón
Where is the beef?, preguntan los anglosajones cuando cuestionan la ausencia de relevancia en una idea o planteamiento en medio de alguna discusión o debate. ¿Dónde está la carne?, decimos los hispanohablantes. Es la obligada pregunta al concluir el debate televisado de ayer jueves entre los aspirantes populares al más alto cargo electivo territorial. En puridad de verdad, tanto el senador Eduardo Bhatia como la alcaldesa de San Juan Carmen Cruz Soto y el alcalde de Isabela, Charlie Delgado Altieri, desperdiciaron la oportunidad que les brindaba la audiencia televisiva para exponer, con propuestas de avanzada, sus ideas para atender exitosamente los asuntos de economía, educación, salud, reconstrucción y estatus político – sin cuya resolución de este último no puede haber solución para los demás.
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